Coincidiendo  con la fiesta de la Comunidad Andaluza (28 de Febrero), hemos pasado un fin de semana en Almería, la provincia más oriental de la comunidad. Fundada allá por el 955 (dC) por Abderraman III, guarda el ambiente de sus orígenes árabes y la frescura mediterránea.

Lo primero que llama la atención, es la amabilidad de la gente y lo fácil que es mezclarse e integrarse con los almerienses. Poco tardamos en descubrir sus innumerables tascas y bares, donde sus famosas, variadas y abundantes tapas nos conquistaron al momento, dedicando las horas de comida y cena a probar muchas entre la gran variedad que se ofertaban en cada tapería. Damos fe (con fotos) de lo que hablamos.

El domingo, un recorrido por la parte alta, plagada de patios y flores, en una visita a la Alcazaba, con sus casi mil años de historia y declarado monumento histórico-artístico en 1931, que nos da una idea del arte y arquitectura árabes. Este paseo, abre el apetito y otra vez a reponer fuerzas, esta vez en el típico restaurante Entremares, donde las frituras de pescado (exquisitas por cierto) hicieron nuestras delicias.

Después de una merecida siesta y un poco más de tapeo (la verdad es que no cansa) terminamos la tarde en el Teatro Cervantes, donde la obra «Mi Carmen Flamenca» de la compañía de Antonio Andrade, nos transportó a lo más profundo de las raíces del baile y canto andaluces. Una obra espectacular y muy recomendable.

Con sueño y cansancio a causa de nuestro ajetreado, intenso y atractivo fin de semana en Almería y con la promesa de volver pronto, regresamos a casa a comenzar una nueva semana.

Carmen García

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