Desmontando el «muro de la vergüenza»

El chantaje y las mentiras sobrevuelan Ferrís. La inminente aprobación del plan de protección del litoral y el comienzo del deslinde de la Cañada Real de la Costa a su paso por el paraje hacen que salga a la luz el as que había bajo la manga: el interés especulativo por parte de la empresa propietaria de la finca. Como siempre mantuvo “Salvemos Lo Ferrís”, el objetivo es un plan urbanístico en el terreno próximo a la carretera N-332. Y el palmeral es la moneda de cambio para conseguir la recalificación de este suelo rústico no urbanizable a urbano.

La empresa propietaria dijo que mentían la plataforma, los medios de comunicación y hasta el propio alcalde. En su defensa, argumentó que “considerar la opción de una edificación en dicho suelo, no sólo se consideraría un atentado contra uno de los espacios más emblemáticos del municipio, sino que constituiría una acción fuera de la ley”. En efecto, la Constitución española y la normativa europea amparan la protección y el uso racional de los recursos naturales.

Sin embargo, ahora que está sobre la mesa la tramitación del Plan de Acción Territorial de la Infraestructura Verde del Litoral (Pativel) ya no hay caretas que valgan. En opinión de “Salvemos Lo Ferrís”, “la especulación inmobiliaria en el paraje, incluso en la zona contigua a la carretera, es a todas luces incompatible con el Pativel”, un plan de choque contra la urbanización irracional y la destrucción del suelo que busca “las últimas ventanas al mar” con el paisaje como factor de ordenación territorial.

Ferrís ha ganado peso en el Pativel después de su primera consulta pública, que ha aumentado el nivel de protección de la cala y ha incluido toda la finca como suelo de protección litoral, ajustándolo al límite de la N-332.

Y no sólo eso, sino que define este sector como “una pieza territorial estratégica en la comarca de la Vega Baja que conecta el espacio litoral libre de edificación -denominado Cala Ferrís- con el espacio protegido del Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja”.

Por tanto, construir en esa zona acabaría con uno de los principales objetivos del Pativel: “Mantener la conectividad ecológica, funcional, territorial y visual del interior con la costa”, ya que “esta ventana al mar, con una elevada visibilidad desde las carreteras N-332 y CV-95, permite la conectividad visual entre el mar y la laguna”.

Según “Salvemos Lo Ferrís”, esta gran ventana al mar quedaría reducida únicamente a las ventanas de los edificios que la empresa propietaria querría construir, sin olvidar el impacto ambiental sobre la cala, una playa natural catalogada “por su singularidad paisajística y por constituir el último espacio sin edificación de uno de los municipios con mayor dinamismo urbanizador en los últimos años”, señala el Pativel.

Estas edificaciones, además de apropiarse de las vistas, tendrían un gran palmeral convertido en su jardín trasero con su mantenimiento a cargo de las arcas públicas, puesto que la empresa propietaria ha propuesto su cesión. Conviene recordar que parte de esa cesión sería el reparto obligatorio que establece la ley para zonas verdes y servicios.

“Salvemos Lo Ferrís” tampoco cree del todo cierta la cesión en mayo del año pasado de 10.890 metros cuadrados de suelo por parte de la empresa, antes de comenzar a levantar el “muro de la vergüenza”, que, como ha quedado demostrado, usurpa la Cañada Real de la Costa, una vía pecuaria que es de todos. Por eso, el Consistorio abrió el año pasado la revisión del expediente de obra. Y la Conselleria trabaja en su deslinde.

Pese a las negaciones de algunos, precisamente el Pativel cita como “valor cultural” de Ferrís la Cañada Real de la Costa. “Salvemos Lo Ferrís” celebra que el Ayuntamiento esté en consonancia con los principios del Pativel y con la protección del paraje.

La plataforma seguirá trabajando por salvaguardar el palmeral y su entorno, que tienen un valor ambiental, cultural, histórico y económico para el conjunto de la ciudadanía. “Salvemos Lo Ferrís” apuesta por un modelo de desarrollo más acorde a los nuevos tiempos, más sostenido en el tiempo y en consonancia con los recursos disponibles: “Este espacio verde supone un atractivo turístico y un valor añadido en una costa saturada por el ladrillo. Frente al interés especulativo, buscamos alternativas para que este lugar siga siendo un distintivo, un pulmón entre un enjambre de viviendas, asfalto y hormigón en una zona proclive a olas de calor cada vez más frecuentes y en un escenario mundial de aumento de las temperaturas. Sin duda, es un paraje que con un cuidado y un uso adecuados revalorizaría el municipio”.

Además, supone un enlace entre Orihuela Costa y Torrevieja. El propio Pativel cita la Cala Mosca, el último espacio sin edificación del litoral de Orihuela, como “un lugar emblemático y tradicional que tiene una conexión muy interesante a través del dominio público marítimo-terrestre con un conjunto de pequeñas calas hasta Lo Ferrís”.

La puesta en valor de las vías pecuarias y su conexión en toda la provincia generaría riqueza patrimonial y un modelo más saludable, en connivencia con la naturaleza, ideal para actividades recreativas, como el paseo, el ciclismo, el senderismo o el running.