Y es aquí, en esta piedra, donde los antiguos dicen que comenzó el invierno.- Relataba un anciano.

Alrededor de la hoguera se hallaba un pequeño grupo de personas, no mas de quince o veinte; entre ellos habían guerreros, artesanos, comerciantes y errantes que llevaban sus pasos por los caminos del viejo mundo.

Es aquí, en la estepa yerma, donde la roca y el hielo fueron una sola cosa. Los espíritus recorrerán el mundo congelando todo a su paso. Cada hogar, cada árbol, cada ser. Todo se envolverá con el gris del invierno sin esperanza de escapar.

Una muchacha de no muchos años alzó la mano al anciano, y éste la miró sorprendido.
¿Sí?

¿Y por qué no estamos congelados ahora, anciano? -Preguntó temblorosa.

El anciano sonrió y con una voz suave de su boca oculta bajo una barba blanca, contestó: El Padre Invierno vela para que tú y tu familia podáis disfrutar de esta época sin preocupaciones. Él vela durante la noche para que cada lumbre en el hogar esté siempre encendida, y es él quien luchará contra su propio hijo por defendernos.

Feliz Solsticio de Invierno.

Antonio Suárez.

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