Después de dos muy exitosos conciertos de carácter más bien popular (Ańo Nuevo-Reyes y Gala LÍrica), el primaveral concierto de la Orquesta Sinfónica de Torrevieja, bajo la batuta de José Francisco Sánchez, ha tenido la ocasión de presentar al público, que como siempre llenó el Auditorio Internacional hasta la última butaca, tres obras, que ocupan un lugar muy importante dentro de la historia de música clásica. Interpretaciones en vivo de grandes nombres del clasicismo, siempre estimulando tanto a los intérpretes como a los oyentes. La OST ha comenzado la velada con la Obertura para la ópera cómica “La escala de seda” de G. Rossini, la cual tal vez se ejecuta con más frecuencia, que la misma ópera, gracias a su increíble frescura, alegría, virtuosidad y un exigente solo de oboe. Cada ambicioso oboista de la orquesta espera la posibilidad de interpretar esta Obertura, precisamente para demostrar sus cualidades. La primer oboe de la OST María Dolores Cases, brilló de forma completa con su lindo sonido e impecable técnica. El maestro Sánchez, impuso estupendos tiempos, logrando una interpretación muy brillante, fresca y elegante. Concierto para flauta en Sol – mayor de W. A. Mozart que fue interpretado por Jorge López, un artista bien conocido en el ambiente musical de la región, con rica y extensa carrera artística dentro y fuera de España. Durante la ejecución del Concierto hubo una química perfecta entre el solista, el director y los músicos de la orquesta. Con un control absoluto del fraseo y de las dinámicas. Jorge López ofreció una interpretación exquisita, refinada, llena de vida y calor. Su gran calidad y precioso sonido llenó el Auditorio Internacional, dejando al público muy satisfecho y animado. En efecto una anécdota contada en Castellano e Inglés y dos propinas del maestro J. López (“Andante” de W. A. Mozart con orquesta e “Image” de E. Bozza para flauta solo, terminaron exitosamente la primera parte del concierto. La Octava Sinfonía, por sus inesperados y sorprendentes cambios de dinámica, metrum y con mucha chispa y humor, se puede considerar la más alegre de L. Van Beethoven. En realidad las cuatro partes de la obra tienen carácter alegre, animado y rítmico. Para acabar, la Sinfonía se despide con una relativamente larga serie de acordes, dejando la impresión, como si el compositor tuviera ganas de obligar el público para que estuviese preparado a aplaudir la obra más fuerte aun. En cierta forma Beethoven rompe en la Octava Sinfonía las estrictas reglas clásicas, inclusive burlándose de ellas. Sin duda la obra pertenece a las preferidas sinfonías de Beethoven por las orquestas y directores. Por lo tanto los artistas tratan de presentarla de la manera especial; con mucho, ánimo, alegría, dedicación y cariño. Precisamente así la “Octava” fue interpretada anoche. La Orquesta de Torrevieja, bajo la batuta de José Francisco Sánchez, presentó una versión muy fresca y viva, realizando fielmente y con precisión todas las sugerencias interpretativas del compositor. Al maestro Pepe Sánchez hay que reconocer el mérito, el de ser un director que sabe bien lo que quiere de su orquesta y de qué forma puede de ella exigir lo máximo. Con una variedad de matices, Sánchez ha mostrado con precisión el fluir rítmico y enérgico de la Sinfonía, dejando en el Auditorio Internacional el mejor recuerdo que pudiera imaginarse. El concierto no pudo haber terminado sin una propina: “Salut d`Amour” de E. Elgar, una preciosa miniatura, que marcó una exitosa velada musical.
Un fuerte aplauso para los maestros: Pepe Sánchez, Jorge López y la Sinfónica de Torrevieja !!! ENHORABUENA !!! .
Antoni Jakubowski