La escuela constituye el lugar en el que los niños van a pasar una gran parte del día, por ello, es importante que se sientan a gusto en ese espacio, que lo conozcan y se familiaricen con él. Tanto los padres como los educadores deben considerar la inquietud que este nuevo entorno puede generar a los más pequeños, siendo la comunicación una poderosa herramienta que permite superar esta situación con naturalidad.
En el desarrollo de la capacidad de adaptación a un nuevo ambiente en los más pequeños intervienen multitud de factores. En primer lugar, el hecho de salir de casa para integrarse en un nuevo ambiente como es la escuela, con compañeros a los que no ha visto nunca, y con nuevas normas que hay que respetar, y sin el apoyo de las figuras de referencia como papá y mamá, no es una tarea sencilla.
Ahora bien, existen algunas señales de alerta que nos indican que nuestros niños no se están adaptando bien a la escuela:
- El niño permanece en la puerta de entrada al aula durante un periodo de tiempo excesivamente largo
- Se niega a participar en actividades y juegos
- Evita interactuar con el resto de compañeros
- Sólo se desplaza por el aula en brazos del educador/a
- Se muestra apático y no quiere jugar en casa
- Manifiesta alteraciones del sueño
Debemos recordar que cada niño es diferente, por lo tanto, existen infinitas formas de reaccionar ante los cambios. En ocasiones, los niños manifiestan su disconformidad con agresividad, tristeza, comiendo mal, etc. Encontrándose la mayoría de estas reacciones dentro de la normalidad, por lo que debemos entenderlos y no ignorar estas situaciones.
A fin de facilitar la adaptación y afrontar dichas dificultades, sobre todo en los más pequeños, podemos establecer una serie de pautas:
- En primer lugar, y sobre todo cuando es la primera vez que nuestros hijos asisten a la escuela, es importante realizar una adaptación horaria de forma progresiva, esto es, llevar al pequeño/a durante algunas horas a la escuela, e ir aumentando dicho tiempo gradualmente.
- Es importante transmitir a los niños seguridad, evitando en la medida de lo posible sentimientos de duda o culpabilidad. Una forma de hacerlo es intentar que sean los papás los que lleven y recojan a los niños, eso les proporcionará seguridad.
- No prolongar demasiado las despedidas. Debemos explicar al niño que volveremos a buscarle en un rato, y que durante ese rato va a estar en la escuela realizando actividades divertidas.
- Favorecer un ambiente relajado, evitando todo lo posible las prisas y agobios. Es importante despertar el niño con tiempo para que desayune de forma adecuada y pueda comenzar su día con motivación.
- Permitir que el niño pueda llevar con él un objeto de apego, si lo desea, para mantener la familiaridad del entorno.
Debemos recordar que, generalmente, a medida que transcurren las semanas, los niños irán madurado y desarrollando conductas de adaptación y apego hacia los profesores y personal educativo, e irá apareciendo la necesidad de descubrir el nuevo ambiente que les rodea.
Patricia Peña Casquero
Psicóloga Infanto-Juvenil CV-13613
Psicóloga de La Casita Bilingual School