La madrugada del 14 al 15 de diciembre, dicen que, algo le provocará a Dios un estornudo que soltará de dentro minúsculas partículas, para él, y que nosotros las veremos y las llamaremos estrellas. Se sabe que los científicos son más minuciosos, y que consideran absurdo que haya un Dios estornudando en forma de estrellas. Para ellos son los ‘meteoros de la Gemínidas’, un espectacular fenómeno de estrellas fugaces que podremos ver desde Torrevieja. Veremos las estelas de los meteoros, pediremos un deseo, y de paso pediremos que no sean meteoros, sino ‘mocos divinos’ en los que depositaremos nuestra fe. Le pediremos a la providencia que nos toque la lotería, que nos toque un año mejor, podremos pedir hasta 120 deseos si tenemos buen ojo.
Aguantarse el húmedo frío de diciembre en una cala, con una silla y una cámara de fotos. Dejar de resguardarse bajo los techos de los espacios cerrados, y permitir que la crema de estrellas convierta la bóveda negra y celeste en una noche negra y mágica. Sentirnos parte de un Universo que no para de moverse bajo un orden pactado, y ¿por qué, no? Preguntarnos si al Dios pasota, que nos condena al olvido, le ha dado por estornudar y regalarnos este espectáculo, preguntarnos si lo hizo a propósito. De cualquiera de los modos, gracias al Universo por regalarnos esta función estelar de meteoros correlones sobre el cielo. Prometemos que seremos mejores personas, y que algún día nos pondremos en paz con el Universo del que formamos parte.