Los cinco lenguajes del amor

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Los 5 lenguajes del amor

Una amiga te cuenta que va a finalizar su relación, ya que su pareja “no le trata como debe”. Se trata de esa amiga tuya a la que su pareja no para de llevarle de viaje pese a ganar poco dinero. Tú te mueres de la envidia de las fotos que suben a su facebook, pues te gusta mucho viajar; con tu novio no has ido aún ni a la Alhambra de Granada. Tu amiga, sin embargo, se muere de envidia de tu relación, ya que tu novio es un romántico empedernido, y según tú: “un empalagoso que habla mucho pero hace poco”; de lo que traduces, que no te querrá tanto.

A menudo, en el ámbito privado, las personas comentamos los diversos problemas que experimentamos en pareja. Unos problemas son más perceptibles (como las discusiones en las tomas de decisiones, manías individuales no compartidas, etc.) que otros, los cuáles pasan más desapercibidos, como el que vamos a exponer a continuación.

Los 5 lenguajes del amor: preferencias modales para demostrar y recibir amor.

Según Chapman (2009), existen 5 lenguajes del amor. Estos pueden ser muy importantes para que la relación mejore sustancialmente, ya no solo en pareja, sino entre amigos, compañeros o familia. Chapman destaca que cada persona tiende a expresar su amor y prefiere recibirlo de maneras concretas. A continuación explicamos las cinco modalidades:

1. Palabras: Expresamos cariño al verbalizar palabras de ánimo, apoyo, afecto, felicitación, elogios, amabilidad, humildad o cariño hacia el otro. Son palabras que a veces se dicen sin pensar y causan un efecto muy positivo en la otra persona; aumentando su autoestima, su seguridad y su bienestar. Casi todos recordamos palabras fugaces que marcaron nuestras vidas. Se recomienda emplear frases directas, simples y contundentes: “Te quiero muchísimo, de verdad”; “Me encanta cuando me explicas las cosas tan bien”. Pero sobre todo, es importante que sea creíble para la persona que lo recibe y para ello es indispensable, que la persona que lo transmite lo sienta de verdad (expresión corporal, contexto adecuado).

2. Tiempo de calidad: Vivimos en la sociedad de las prisas que, junto a las falsas necesidades creadas por el mercado (tener el mejor coche, viaje, casa, etc.) nos hace olvidar lo que significa realmente el tiempo de calidad. Compartir tiempo de calidad no es tanto el acto (una buena cena en un restaurante caro), sino el disfrute de ella al compartirla con nuestros seres queridos: escuchando y siendo escuchados, sin prisas ni otros distractores. No hay otro objetivo para la persona, más que compartir ese tiempo con la persona que quiere.

3. Regalos: El significado del regalo parece haber perdido valor en una sociedad consumista: “Cuanto más regalos y más caros mejor” nos dice ésta, independientemente de su necesidad o utilidad. Pero muchos estaréis de acuerdo en que hay regalos que expresan mucho amor y cariño por ser elaborado por la propia persona o comprado con esfuerzo. Por eso, para algunas personas este tipo de regalos simboliza una expresión de amor muy bonita; quien le regala ha estado tiempo esforzándose y pensando en ella. En la otra parte, quien está trabajando en realizar u obtener ese regalo, disfruta desde que tiene la idea, hasta después de haber dado el regalo al otro, sin esperar más que su sonrisa.

4. Actos de servicio: Tratar de agradar a personas sirviendo o haciendo favores a algunos les resulta gratificante. Cocinar, limpiar, arreglar cosas, encargarse de las tareas más pesadas o desplazarse a sitios lejanos, son actos que realizan minuciosamente y con una sonrisa en la cara, sin esperar que le devuelvan el favor o una respuesta inmediata compensatoria. No es una necesidad ni una obligación, sino algo que se hace de manera generosa para ayudar al otro.

5. Contacto físico: Es la forma de comunicación más sencilla y directa. Abrazarse, besarse, acariciarse, tocarse, tener relaciones sexuales; son formas de transmitir y recibir amor de la pareja. Para algunas personas el contacto físico es su lenguaje principal, sienten seguridad y felicidad a través de éste; y sin éste no se sienten amados. Puede producir o romper una relación. Puede comunicar odio o amor.

Es frecuente la pareja que acude a consulta verbalizando no recibir muestras de amor por parte del otro. Conocer, identificar y compartir las distintas formas de amar, supone una gran ayuda; nos aporta un plus para la comunicación en pareja. Obviamente, existen múltiples estrategias y tareas para mejorar las relaciones, pues el terreno de la Terapia de Pareja es muy amplio. Los 5 lenguajes del amor es una de ellas. Una vez visualizadas pueden parecer obvias, pero si pensamos un momento, pocas veces le decimos a la otra persona cual es la que preferimos. Nadie es adivino, y obviar que el otro lo sabe, es un error muy frecuente entre parejas. 

Cada persona tiene preferencias por manifestar uno o varios tipos de lenguajes que pueden o no coincidir con la preferencia de recepción. Si no nos demuestran el amor a través de nuestro lenguaje de preferencia es posible que no nos sintamos amados (Punset; 2010). Así, para darle utilidad a estos conceptos, os propongo meditar acerca de ellos y comentarlos con vuestra pareja, amigos, compañeros o familia (pues también puede ser una herramienta útil para nuestros cercanos):

1º. Conocer los 5 lenguajes del amor: Contacto físico; Tiempo de calidad; Regalos; Actos de servicio; y Palabras. (Explicados arriba).

2º. Identificarlas en nosotros mismos: ¿Cuál es la forma en la que prefiero recibir amor? Y ¿cuál es la forma en la que prefiero o suelo expresar afecto? Es posible que cueste contestar a estas preguntas, así como identificar solo una (pueden ser dos). Para ello, debemos recordar la intensidad y duración de la emoción que sentimos cuando recibimos las diferentes muestras de cariño, y la facilidad o frecuencia con la que realizamos estas.

3º. Compartirlas: Una vez identificadas será útil en el momento en que se las expongas a tu pareja; si tiene alguna duda en el momento la resuelvas (cuando más se especifique mejor, recordar que no hay que dar nada por obvio); y que la otra parte, también te exponga a ti sus preferencias.

4º. Ponerlas en práctica. Este apartado parece fácil, sin embargo, puede salir mal. Por lo que hay que tener paciencia. Cada persona se desarrolla en un contexto y se acostumbra a éste (familias donde abrazarse es un ritual diario vs familias donde los componentes nunca se abrazan). Lo que nosotros vemos normal, no es tan normal para otros y cambiar hábitos, en ocasiones, cuesta bastante. Por eso, hay que tener paciencia durante el cambio; reforzar positivamente el esfuerzo del otro cuando realice el acto deseado; y si está haciendo caso omiso o no lo realiza como deseamos, explicárselo nuevamente (de forma distinta, a través de ejemplos, etc).

María Esther Navarro Sánchez

Consulta: Mi Escucha Psicológica

Contacto: 657.348.351

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