Llama la atención que el escrito se produzca ahora, después de varios meses que lleva caducado. En opinión de “Salvemos Lo Ferrís”, no tiene sentido que el Consistorio abra un proceso para revisar una licencia de obra, algo que se hace en contadas ocasiones, para finalmente dejar que se cumpla el plazo sin emitir un dictamen: “No compartimos la actuación del Ayuntamiento, que debería haber finalizado con la revocación de la licencia y, por tanto, con el derribo del “muro de la vergüenza” o con el retranqueo del vallado 75 metros hacia el interior de la costa, tal y como marca la ley en el caso de las vías pecuarias y las cañadas reales”.
El informe de la Conselleria de Medio Ambiente, que le sirvió al Consistorio para abrir la revisión de la licencia, reconoció que el muro cortaba la Cañada Real de la Costa y concluyó que “la ubicación actual de la valla no sería la adecuada, por afectar a la cañada real”. Por ello, propuso al Ayuntamiento que hasta que se realizara el deslinde definitivo modificara el trazado del muro, para que “se respete el ancho de 75 metros de la Cañada Real de la Costa, situando el vallado de forma cautelar, al menos, a 37,5 metros al oeste de la línea de la cañada real”.
El Ayuntamiento no sólo no ha acatado la recomendación de la Conselleria, al no mover el muro, sino que casi un año después termina el proceso en agua de borrajas, exactamente igual que comenzó.
Todo esto a pesar de que la Conselleria ya ha comenzado el deslinde. “Salvemos Lo Ferrís” cree que “estando el deslinde en marcha, el Ayuntamiento se debería haber anticipado anulando la licencia”.
Por ello, la plataforma exige al Ayuntamiento que cumpla con la legalidad vigente, máxime cuando el propio escrito que ha remitido la Concejalía de Urbanismo reconoce que “podríamos encontrarnos ante una actuación ilegal que vulneraría la ordenación urbanística”, y añade: “Ocurre que dicha actuación posee una cobertura legal, es decir, una autorización del Ayuntamiento para ejecutar las obras. Antes de adoptar medidas sancionadoras o de restauración de la legalidad urbanística, es necesario hacer desaparecer dicha autorización”. Precisamente para eso decretó el año pasado la revisión de oficio.
El mismo escrito prosigue: “Lo cierto es que existió una omisión y el acto de otorgamiento de licencia adolece de una carencia esencial”. Por tanto, si la licencia se otorgó por desconocimiento de la cañada real, procede su revocación inmediata. Pero en lugar de eso, manda la pelota a otro tejado: “Deberá solicitarse dictamen al Consejo Consultivo de la Comunidad Valenciana”, y en caso de que su dictamen sea favorable se declararía su nulidad.
A juicio de “Salvemos Lo Ferrís”, “es un sinsentido poner fin a la vía administrativa con la caducidad del procedimiento para acabar con un recurso de reposición ante la concejal de Urbanismo o un recurso contencioso administrativo ante el juzgado”.
La plataforma sostiene que es una muestra más de la dejadez y el abandono que sufre Torrevieja sur. De hecho, “constatamos que cada vez hay más vecinos descontentos que se están organizando para dirigir escritos al Ayuntamiento exigiendo mejoras en la zona”.
Mientras tanto, el día a día muestra que el “muro de a vergüenza” complica en algunos de sus tramos el acceso a los vehículos de limpieza. Tanto es así, que esta misma semana uno de ellos se ha despeñado, teniendo que venir una grúa para sacarlo.
Para seguir exigiendo mejoras en el barrio y en la cala y el derribo del “muro de la vergüenza”, “Salvemos Lo Ferrís” ha organizado para el próximo domingo día 23 a las 18,30h un segundo asalto pirata, una actividad para que la gente participe y vaya acompañada de los más pequeños, para los que se han organizado disfraces, juegos educativos y una búsqueda del tesoro. Habrá un desembarco en kayak que terminará con la celebración de una asamblea informativa.
Es una vergüenza que el ayuntamiento no defienda el interés de los vecinos propietarios de la Canadá real. Porque la cañada real es nuestra y nos la han robado. Hay que apoyar a este grupo de slf que lucha por nosotros. El 23 de julio a las 1830 iré con mis hijos vestido de pirata. Los piratas no somos nosotros, los vecinos de torrevieja, sino la compañía que nos ha amurallado lo nuestro.
Estaré allí el 23 de julio vestido de pirata. Pero un pirata bueno. Los únicos que han pirateado han sido la compañía particular que ha amurallado nuestra cañada real.