Como manejar las rabietas en la primera infancia

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rabietas infantiles
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Actualmente, la mayoría de los problemas de comportamiento que presentan nuestros niños se encuentran frecuentemente desencadenados por la enorme oferta de estímulos que podemos encontrar en nuestro día a día, situándose el niño en un ambiente que le cuesta gestionar.

Una rabieta puede considerarse normal en los más pequeños, siendo algunas veces evitables y otras no tanto. Hacen referencia a situaciones de descarga de tensión acumulada a través de reacciones exageradas, desproporcionadas y a veces violentas, generalmente de unos minutos de duración, si bien pueden durar bastante más tiempo. 

Las rabietas suelen aparecer alrededor de los 18 meses, momento en el que el niño comienza a ser más autónomo y empieza a forjarse su individualidad, y van disminuyendo según va desarrollándose la expresión verbal. 

Las principales causas de las rabietas en la primera infancia se encuentran relacionadas con una sobrecarga estimular (como puede ser ruido, toma de decisiones, intensidad de colores, formas, multitudes), falta de información o información contradictoria por parte de los adultos, intentos de llamar la atención de la persona de referencia, demandar algo que el niño no tiene, intentar probar su independencia, etc. 

Lo más sorprendente de las rabietas no es su frecuencia o momento de aparición, sino la intensidad e ímpetu que los niños invierten en las mismas. Esto ocurre debido a la falta de control emocional que tienen los más pequeños, y a las dificultades que presentan en lo que a inhibición conductual se refiere. 

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De esta forma, ¿cómo podemos enfrentarnos a las rabietas?

  1. Siempre hay que mantenerse firmes, dejándole claro al niño que no va a conseguir lo que quiere de esa forma. Es muy importante que sea el adulto quien controle la situación.
  1. Ofrecer explicaciones cortas, claras y concisas. De esta forma, facilitamos la comprensión del niño acerca de lo que queremos transmitirle.
  1. No ponernos a su nivel, es decir, no debemos responder con enfado. Nuestra actitud seria tampoco debe durar eternamente, puesto que pasado un corto período de tiempo, el niño no entenderá por qué mamá y papá siguen molestos.
  1. Cambio de situación estimular, es decir, sacar al niño de la situación que ha fomentado la aparición de la rabieta.
  1. Ofrecer alternativas a la conducta, pero con un número limitado de opciones. Por ejemplo, cuando el niño está realizando una conducta indebida, como pintar en la pared, se le prohíbe realiza tal acción, pero se le ofrecen diferentes opciones, como pintar en una cartulina o jugar a otro juego. 

Muchos padres viven esta etapa de la infancia con inquietud, ya que piensan en ella como una forma de rebeldía y desobediencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños, ya que se trata de una forma de comportamiento poco adaptativa. Sobre todo, es importante ser flexible, adaptarnos a los diferentes cambios que acontecen en la infancia, y sobre todo, seamos conscientes de que el tiempo es el mejor regalo que podemos hacer a nuestros hijos. 

Patricia Peña Casquero

Psicóloga Infanto-Juvenil de La Casita Bilingual School  CV-13613

WEB DE LA CASITA BILINGUAL

 

 

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