A la par que el desarrollo físico y cognitivo, cada niño atraviesa diferentes fases del desarrollo emocional. Sin embargo, cada niño lo hace de forma diferente. Del mismo modo, los padres suelen tener información relativamente escasa en lo que a este tema se refiere, a pesar de que influyen de forma importante en el desarrollo emocional de sus hijos.
La Educación Emocional hace referencia a un amplio grupo de capacidades relacionadas con la percepción, evaluación y expresión emocional, cuya finalidad es el uso de las emociones para facilitar los pensamientos, entender los antecedentes y consecuencias de las mismas, y la regulación de las emociones tanto en uno mismo como en los demás.
Por lo tanto, podría decirse que la Educación Emocional se encuentra en la base de la educación de los más pequeños. Tiene especial relevancia que los niños aprendan a manejar sus emociones desde muy pequeños, por ello, tanto al ambiente familiar como al escolar les corresponde la función de proporcionarles las oportunidades para llevar a cabo dicho desarrollo de forma adaptativa, teniendo en cuenta el manejo, expresión y regulación emocional, que les permita generar una buena base emocional y un adecuado desarrollo psicoafectivo.
Así pues, se ofrecen diferentes estrategias para alcanzar ese fin:
- Tener en cuenta las emociones y opiniones de los niños
- Ofrecer diferentes opciones para que los pequeños sean capaces de tomar decisiones, teniendo en cuenta su nivel de desarrollo, y bajo la supervisión de la figura adulta en caso necesario
- Emplear técnicas de escucha activa, a fin de que los niños se sientan valorados
- Representar un buen modelo para el comportamiento que se busca, ya que los niños aprenden a partir de la observación conductual en sus personas de referencia
- Fomentar la autoestima, dotarles de responsabilidades y reconociendo su trabajo
- Respetar las diferencias, ya que cada niño posee diferentes habilidades y talentos
Las emociones se encargan de modular cómo afrontamos nuestro día a día, por ello, desempeñan un papel muy importante en nuestra vida, y en especial en la de los más pequeños. De esta forma, los niños que crecen en un ambiente seguro y con una Educación Emocional adecuada, presentarán más confianza en sí mismos, desarrollarán una adecuada autoestima, serán más asertivos y presentarán buenas habilidades sociales.
Por lo tanto, de una Educación Emocional adecuada en la infancia depende significativamente la felicidad y el bienestar de nuestros niños. Si ellos aprenden a vivir con sus emociones y sentimientos, se desarrollarán más plena y autónomamente, lo que redunda en su beneficio, y por tanto, en el de todos.
Patricia Peña Casquero, Psicóloga Infanto-Juvenil CV-13613
Psicóloga de La Casita Bilingual School