Los jóvenes quelonios han nacido y crecido en el ARCA del Mar de la Fundación Oceanogràfic y en el Acuario de Sevilla
El Oceanogràfic de València, el Acuario de Sevilla y el Ayuntamiento de Torrevieja han liberado hoy, en la playa de la Mata de Torrevieja, a seis jóvenes tortugas, cuyos huevos, junto a otros 82, fueron depositados en Sueca, hace más de un año, en uno de los cuatro únicos nidos que han sido documentados en 200 años en las costas valencianas (uno de ellos precisamente en el mismo lugar en que ha tenido lugar el acto). La jornada ha tenido lugar dentro del programa de conservación de tortugas marinas que el Ayuntamiento de Torrevieja desarrolla desde hace más de 10 años, en colaboración con la Consellería de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, la Universidad de Valencia y el propio Oceanogràfic de Valencia.
Los escolares del CEIP Ciudad del Mar, han puesto nombres a los animales previamente y les han deseado toda suerte de buenas venturas al adentrarse al mar, con lo que su ciclo de puesta, eclosión y crecimiento de estas criaturas se ha cerrado gracias a la colaboración de ciudadanos y a la intervención de técnicos, en una experiencia extraordinariamente exitosa. Las tortugas, que nacieron con 18 gramos de peso y 4 centímetros de longitud, pesan ahora 1,5 kilos y miden 18 centímetros.
El alcalde de Torrevieja, José Manuel Dolón, comentó que “se ha hecho un gran esfuerzo para que estos seis ejemplares de tortuga marina pudieran ser devueltas al mar. Ha sido todo un éxito y representa el enorme trabajo de más de un año”. Dolón aseguró que “es muy importante el hecho de que los escolares participen de esta suelta y empiecen a asumir desde pequeños que la conservación de los océanos es un compromiso de todos” y recalcado el trabajo del municipio alicantino con el medio ambiente.
En su intervención ha agradecido la “gran implicación” de los distintos sectores esenciales para la conservar el mar y el “frágil equilibrio medioambiental” en el que vivimos. En ese sentido ha tenido palabras de agradecimiento para la Policía Local, la Guardia Civil, Protección Civil, al Servicio Provincial de Costas, a los técnicos de los distintos departamentos municipales, los pescadores, los clubes y marinas de la localidad y ha animado a los profesores y a los niños a continuar con el trabajo de concienciación.
La presidenta de la Fundación Oceanogràfic, Celia Calabuig, expresó su satisfacción porque se haya cumplido y dijo que “tenemos muchos animales que mostrar y buscamos que nuestros visitantes gocen de una experiencia inolvidable. Somos el acuario más grande de Europa, pero también queremos llevar un mensaje conservacionista y de respeto por los océanos”.
“Celebro – ha dijo Celia Calabuig- que haya tantos niños y niñas hoy aquí, porque vosotros debéis llevar hasta el futuro el respeto por nuestro planeta. Vosotros tenéis que ser los vigilantes de que se detengan y desaparezcan gravísimas realidades como la contaminación por plástico de nuestros mares, que amenaza y perjudica a todas las especies marinas, incluidas estas tortugas”.
Por su parte, la portavoz del Acuario de Sevilla, Susana Montero, explicó al numeroso público congregado que “la conservación de las tortugas marinas está en manos de todos, no sólo de los acuarios. Tenemos la obligación de ayudar al medio marino desde nuestra vida cotidiana con pequeñas acciones y buenas prácticas medioambientales.” Montero agradeció “la participación del proyecto en conjunto con la Conselleria de Medio Ambiente y el Oceanogràfic de Valencia, ya que permite unificar fuerzas y hacer extensible la labor de divulgación y concienciación más allá de Andalucía”.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente, que dirige Fanny Serrano, han realizado las gestiones con todos los organismos implicados para lograr que la suelta de esta tortugas se haya podido producir en una playa torrevejense en la que hace dos veranos también se produjo una puesta de huevos.
La ciudad de Torrevieja es modélica en cuanto a la aplicación de los protocolos para la recuperación de tortugas marinas heridas o en las campañas estivales de detección de nidos, que siempre han de iniciarse mediante llamada al 112. La Cofradía de Pescadores, los 3 clubes náuticos de la ciudad, empresas ligadas al turismo náutico, Protección Civil y muchos particulares están implicados en estas acciones, cuyo resultado final es poder devolver al mar, totalmente recuperadas, a las amenazadas tortugas marinas. De hecho, en la jornada de hoy e invitados por el Ayuntamiento de Torrevieja, han estado presentes Christine y Patrick, la pareja francesa que el pasado agosto rescataron un ejemplar de tortuga boba que aún está recuperándose en el Oceanográfico.
Seis escolares han portado cartulinas con el nombre de cada tortuga y leyeron dos deseos para cada una de ellas. Posteriormente, los más de doscientos niños participantes, que ya contaban con la pulsera de la Fundación Oceanogràfic “Alerta tortugas” y otro material educativo del Acuario de Sevilla, pudieron ver de cerca y tocar a las tortugas en un acto de animación en el que colaboró la mascota, Chelo, de Sevilla.
Un programa de alimentación y preparación
La suerte quiso que unos bañistas de la playa de Les Palmeres descubrieran en julio del año pasado a una tortuga boba desovando, y que avisaran al 112 con lo que pudieron recibir instrucciones de cómo cuidar el nido hasta que llegaron los técnicos de la Red de Varamientos, una entidad compuesta por la Consellería Infraestructura, Territorio y Medio Ambiente, la Universidad de València y el Oceanogràfic, que decidieron trasladar los huevos a una playa menos concurrida, en El Saler de València, donde finalmente eclosionaron la mayoría y pudieron llegar hasta la orilla de forma natural.
De esos huevos, 16 fueron recuperados, siguiendo el programa “head starting”, en el que también participan la Conselleria de Medio Ambiente, Universidad de València y Universidad Politécnica, para ser estudiados en los acuarios de Sevilla y València y en todo este tiempo, después de eclosionar más rápidamente, los animales han sido alimentados y cuidados de forma especial y han servido para conocer detalles de su fisiología y comportamiento.
La finalidad de este programa ha sido conseguir que los neonatos alcancen el tamaño, peso y habilidades suficientes de nado, buceo y alimentación para aumentar las posibilidades de supervivencia en mar abierto, evitando además a gran parte de los depredadores.
Para ello, durante los últimos meses del proyecto se les ha provisto de alimento lo más parecido al que se encontrarán en el mar, como medusas y otros invertebrados, complementando su dieta diaria basada en gelatina de algas, pescado y cefalópodos, para potenciar así su instinto de caza.