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El fin de semana más cercano al 17 de enero, tiene lugar en la localidad alicantina de Biar, la fiesta de Sant Antoni Abat, una de las tradiciones más antiguas de la Comunitat Valenciana. Una fiesta donde todo un pueblo participa, siendo protagonistas el fuego, la música, la comida y la pólvora.
Biar tiene unos 3500 habitantes y está situada en el interior de la provincia de Alicante, en la Comarca del Alto Vinalopó.
Esta celebración se manifiesta en tres partes bien diferenciadas; por un lado, el “Rei Pàixaro” y su séquito que lo hacen el verdadero protagonista de esta fiesta. En segundo lugar, la bendición de animales o Cavallá y, por último, una capta y subasta de bienes aportados por los vecinos con la finalidad de sufragar los gastos de la propia fiesta. Ya documentada a finales del siglo XV, esta fiesta te traslada a otra época, donde lo pagano y religioso conviven.
Durante mi visita a Biar el fin de semana del 16 y 17 de enero, pude vivir en primera persona, una gran cantidad de sensaciones “infiltrándome” como uno más, dentro de todas las actividades que se celebraron.
El sábado por la noche tiene lugar la “Cabalgata del Rei Pàixaro” y me llamó poderosamente la atención sus preparativos. La vestimenta medieval de sus participantes, el maquillaje, las familias y amigos colaborando en esas tareas, con la finalidad de arrancar una sonrisa a los biarenses durante el trayecto por las calles del casco histórico.
Preparativos Rei Pàixaro
En la Cabalgata participa el “Rei Pàixaro”, con una corona y barba blanca, aparece encima de un caballo. No deja de saludar, en todo momento, con su mano derecha y con la izquierda sostiene una gran bandera.
Dos soldados se hacen cargo del caballo y la comitiva la encabezan los “paixers” u hombres pájaro, dos bufones vestidos con dalmáticas que bailan al son de “les dolçaines” que interpretan la “Polca del Rei Pàixaro”.
Durante el recorrido, se repite una y otra vez esa melodía en determinado lugares, provocando el baile de los bufones y la gente, fuera de sus casas, invita a bebidas, dulces y embutido a los participantes.
El fuego custodia al “Rei Pàixaro” con dos grupos de personas que tienen grandes antorchas encendidas, denominados “fatxos” y a lo largo de la Cabalgata, en diferentes calles, numerosas hogueras saludan el paso de la comitiva.
El fuego y el Rei Pàixaro
Perdí la cuenta de los productos típicos que la gente me iba ofreciendo: coca, buñuelos, bizcochos, licores…es una fiesta con todos y para todos.
La noche finaliza con una espectacular “Cordà” al aire libre, un lanzamiento de “carretillas” en la plaza del Convento donde los participantes no llevan ningún tipo de protección especial.
Al amanecer, me desperté con un enorme estruendo que anunciaba que era San Antoni. Unas horas después, un gran pasacalles, denominado “Cavallà”, tomaría Biar encabezado por el “Rei Pàixaro” y su comitiva. Tras ellos, varias parejas de niños y niñas, con grandes bandejas de madera, recogen todo lo que los vecinos quieren aportar, como bebida, comida o cualquier otro objeto que será subastado por la tarde. Esta capta se conoce como “Arreplega”.
Detrás de los niños, se abren paso todo tipo de animales domésticos, que serán bendecidos en la plaza del pueblo.
De estas experiencias se aprenden muchas cosas, cómo un pueblo, con la historia de Biar, sabe conservar sus tradiciones medievales; cómo todos los biarenses, participan de esta fiesta de principio a fin y con qué respeto se realiza. Si no sabemos conservar lo que hemos sido, nunca sabremos lo que somos. ¡Felicidades Biar!