África

En Junio de este año tuve la oportunidad de visitar Ruanda y Uganda  de la mano de la O.N.G. de Torrevieja, “Nueva fraternidad”.

No hubiera sido completa esta aventura, sin una excelente compañera de viaje como Mafalda Pérez, que además, organizó todo el papeleo, vacunas, seguros, etc.

De haber ido solo, seguro que todavía estoy dando explicaciones por una ventanilla, de alguna frontera, de algún país, a algún uniformado.

Allá nos esperaban las Hermanas misioneras del sagrado corazón, que nos mostraron todo el trabajo realizado y los proyectos que tiene esta O.N.G., en esos países.

La salud y la educación son los pilares básicos en los que se apoya todo el trabajo de esta comunidad.

El apadrinamiento de niños es fundamental para que estos puedan estudiar desde edades tempranas hasta un nivel secundario.

Es una valiosa herramienta para el desarrollo de estos jóvenes.

Algunos estudiantes ya sueñan con la universidad, y por más lejano que parezca ese sueño, ellos no se rinden y seguro que me sorprenderán. Tienen muchas ganas y para mí, eso es lo más importante. (Nueva Fraternidad asume los gastos de estudios universitarios a un grupo de jóvenes que apadrinan desde niño y algunos ya han terminado sus estudios)

Visitamos el centro de salud y el centro de desnutrición infantil.

Vimos como, gracias al esfuerzo de todos los que colaboran con la O.N.G., se ayuda a que un gran número de familias tengan acceso a la salud y principalmente a la “educación para la salud”, que es un tema importantísimo en la prevención de las enfermedades.

Actualmente esta O.N.G. ha comenzado con la primera fase de construcción de un centro de salud en Uganda.

A modo personal, contarles que es posible un mundo mejor si nos ponemos a hacer.

Vi en primera fila, como un granito de arena se transforma en una montaña de oportunidades.

Me traje en el corazón, el amor más incondicional con que te puedas encontrar, me traje la ilusión de cada niño, la fuerza de cada madre y la esperanza de las familias por salir adelante, para que ustedes lo vean, mediante algunas fotografías, y sepan que se puede…

Y para terminar, contarles que no nos contagiamos de nada malo, gracias a las vacunas y que por el contrario, nos contagiamos de amor, de vida, de ilusión, de fuerza, y que doy gracias que no existan vacunas para eso.

Cuando me despedí de las hermanas, una en particular me susurró: “recuerda que has prometido volver”

José Luis Aguilera Lotto  

Clínica Veterinaria Eurocentro

 

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